miércoles, 15 de julio de 2009

Fideos a la bolognesa

Franco se sostenía con los bordes del inodoro, la cabeza metida adentro, y dejaba salir su estómago hacia el agua. Julio prendió un porro mientras esperábamos. Yo no podía entender cómo el hombre se podía arrodillar en ese piso asqueroso, lleno de pis, agua, alcohol y papeles mojados.
Un gorila entró por la puerta del baño. Tenía pantalones negros y una remera negra ajustada.
- Váyanse –dijo –salgan.
- Esperá, esperá que está fisurando –dijo Julio, y le dio una pitada al porro.
- ¿No entendés? Salgan.
- Bueno, bueno, ahí vamos.
Julio guardó el porro y levantamos a Franco entre los dos, de las axilas. Lo sacamos del baño y, empujados por el gorila, salimos del lugar. Era el cumpleaños de un amigo de Franco, así que el que quedaba mal era él. Lo sentamos en un cordón y Julio sacó un cigarrillo. No había nadie en la calle, y la temperatura era agradable. Me puse la capucha de la campera. La luz de sodio estaba muy fuerte. Julio se sentó junto a Franco, le palmeó la espalda y le dijo “largá todo”. Pero Franco no hizo nada, se quedó ahí, con la cabeza gacha, mirando el suelo, como si estuviera vomitando, pero sin nada saliendo de su boca.
- Chabón… -dijo Julio – ¿dónde está mi chica?
- ¿Qué chica?
- La chica.
- ¿La piola?
- Sí, man.
- Dejate de joder, no existe la mina piola.
- Pero me vendría bien. No sé qué voy a hacer –fumó el cigarrillo y miró a Franco -. Creo que me voy a cambiar de carrera.
- Andá a la fadu, ahí hay minas. No sé si piolas, pero…
- Sí, es verdad.
- ¿Por qué te querés cambiar?
- Porque es una mierda.
- Claro.
- El tema es que no tendría ningún futuro en ninguna otra cosa. Me gustaría trabajar y no estudiar, o irme a vivir a un pueblo.
- Es alto plan ese, siempre lo pienso.
- Qué paja. Qué hace la gente de sus vidas.
- ¿La gente? Y… cogen entre ellos, para sentirse mejor. Después se casan, se divorcian, se dan cuenta que desperdiciaron el tiempo, trabajan en cosas que no les gustan, y después se mueren. Básicamente hace eso la gente.
- Che Fran, ¿podés caminar?
- … Sí.
- Vamos, dale.
Lo levantamos entre los dos y empezamos a arrastrarlo por la calle. Cada pocos metros nos pedía parar por unos minutos. Caminamos unas cuadras y pidió por favor sentarse. Lo sentamos en una esquina y se sentó en la misma posición. Empezó a vomitar. Miré el fluido con atención y distinguí fideos cuidadosamente masticados.
- ¿Comiste pasta? –pregunté.
- Se…
- Genial. Uy, ¿con bolognesa?
No respondió.
- Chabón, esa no es mi vida –acotó Julio.
- ¿Qué vida?
- La de la gente.
- Quisieras.
- Andá a cagar.
- Chabón, es así. ¿Ahora qué estás haciendo? Estás cogiendo, después vas a coger con otra persona, antes también, la que te movés va a estar y estuvo con otras personas: o sea, están dando vueltitas. Aprovechás que no te casaste para dar un par de vueltas y después te quedás quietito, porque si no te ponés mal. Y hacés películas, o libros, o canciones, y es lo mismo. Dios, me voy a morir.
- ¿Qué tiene de malo coger?
- No tiene nada de malo. Pero hay que ser consciente, nos sacaron a pasear nomás. Nos sacamos a pasear mutuamente. Somos perritos –me reí con ganas.
- Sos un emo.
- Aguante los emos –Franco empezó a meterse los dedos hasta el fondo de la garganta para vomitar todo y sentirse mejor-. Fran, sos un asco –me hizo un signo de aprobación con la mano, levantando el pulgar. Y al rato empezó a salir sangre con el vómito –qué porquería, no quiero ver más esto.
- Maricón.
- Yo no voy a coger más.
- Yo sí. Yo voy a coger. Y me quiero morir antes de los treinta, o conseguir a la piola para esa edad. Después todo va a ser un poco mejor. Y hacer una carrera posta, y no lloriquear como vos.
- ¿Ese es tu plan? ¿No lloriquear?
- Sí. Y consumirme, como un porro. No hay que vivir, hay que consumirse.
- Estás inspirado.
- Sí.
- Fran, vamos a lo de Julito, no te banco más.
- No…
- Dale, vamos. Es una masa. Dormís en una re cama, te levantás al día siguiente y tenés café, desayuno con facturas recién compradas (qué grande tu vieja, man), el diario, toda la movida. Después te lavás los dientes, te echás un buen garco, te lavás la cara, te vestís y salís al mundo. Vamos.
- No…
- Vamos, dale. Dios mío, tus fideos son un asco.